Solo en México se desechan más de 40 millones de llantas usadas al año y poco más del 12 por ciento se recicla, lo que significa una problemática ambiental gigantesca. Es por esto que Antonio se ideó un proyecto que puede acabar con dos problemas al mismo tiempo.
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Antonio Briseño es un ingeniero civil egresado de la Universidad Autónoma de Coahuila, quien al ver la terrible problemática de los neumáticos usados, desarrolló un material que permite la construcción de carreteras, calles y grandes autopistas que se regeneran con el contacto con el agua.
Haciendo uso de llantas usadas y desechadas, Antonio desarrolló una base de goma que sirve como suelo y es capaz de cerrar las grietas que van apareciendo en la superficie a lo largo del tiempo.
Gracias a su proyecto, Antonio fue merecedor del primer lugar en el concurso James Dyson, el cual estimula a jóvenes inventores y emprendedores al rededor del mundo. “El proyecto está inspirado en darle solución al daño que produce la lluvia en el pavimento. Así, cuando el agua hace contacto con el pavimento, se crea una reacción química y se da automantenimiento”, señalaron los directivos del concurso James Dyson.
Según el joven Antonio, el proyecto fue llamado Paflec cuyas siglas significan Pavimento de Goma Autorregenerativo. El material se ha probado en varias ocasiones en laboratorio y ha tenido gran capacidad y efectividad a la hora de cumplir el objetivo de autorregeneración y autorreparación, no obstante, siguen faltando algunas pruebas y estudios para poder utilizarse en carreteras de uso público.
El joven Antonio señaló durante los premios James Dyson: “Esta invención es la reformulación de mi proyecto original, ya que primero consideré el asfalto y otros aditivos, pero cuando observé la posibilidad de usar neumáticos de goma que contaminan nuestras ciudades, decidí mejorar mi proyecto”.
Según el propio Antonio, en el mercado ya se venden algunos pavimentos capaces de regenerarse, no obstante, él afirma que su proyecto es único, ya que: “ninguno usa agua como medio de regeneración y mucho menos de neumáticos, mientras que en México el 80% del pavimento es asfalto y el 20% de concreto hidráulico continúa con esta monotonía de poco uso”.
Ahora, Antonio busca una certificación por parte del Organismo Nacional de Normalización y Certificación de la Construcción y Edificación, para poder distribuir de manera oficial su producto.